Bienvenido al blog, aquí encontrarás terapias y alternativas a la medicación para niños hiperactivos. Porque no todos los niños hiperactivos son TDAH.

La finalidad de este blog es dar a conocer mi experiencia como madre, mi día a día alternativo.


Por mucho que mediquemos si el diagnóstico es erróneo, es decir no hay un problema neuronal sino un problema de visión, de oído, de estrés, de alimentación no adecuada o de lateralidad cruzada, lo único que haremos es empeorar a nuestros hijos. Porque el problema de fondo continuará.

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sábado, 11 de febrero de 2012

Dieta

Tratamiento del tdah mediante la dieta

Aunque a algunos les pueda sorprender, hace más de 30 años que se intenta tratar el tdah mediante la dieta. A mediados de los años 70 (yo acababa de nacer y solo algunas personas muy documentadas habían oído hablar del tdah por este país) un alergólogo californiano llamado Benjamín Feingold propuso que el tdah podía ser desencadenado por aditivos alimentarios y por sustancias naturales presentes en algunos alimentos.
Desde entonces se están realizando investigaciones sobre el efecto de los alimentos en los niños y adolescentes con tdah. La cantidad de datos existentes permite aplicar técnicas estadísticas para sintetizar información, y recientemente se han publicado dos revisiones muy interesantes sobre efectos de la alimentación en el tdah.
Las propuestas sobre los efectos de la alimentación en el tdah pueden ser radicales, al estilo Feingold: el tdah se produce como consecuencia del exceso o la carencia de alguna sustancia en el organismo, o moderadas: los síntomas del tdah mejoran o empeoran según la concentración de esa sustancia.  Entre las sustancias que podrían empeorar con su presencia los síntomas del tdah se han considerado las siguientes:
  • Colorantes y potenciadores del sabor artificiales.
  • Azúcar.
  • Alimentos con mayor cantidad de salicilatos, como brócoli, pimientos, naranjas, fresas, embutidos,…
  • Alimentos como chocolate, leche, cítricos o cereales.
También se ha pensado que el tdah podría agravarse si hay carencia de algunas sustancias como éstas:
  • Ácidos grasos.
  • Vitaminas.
  • Minerales
Quien sepa inglés puede encontrar un resumen muy interesante de los primeros 25 años de investigación sobre la relación entre tdah y dieta en Diet, ADHD & Behavior: A Quarter-Century Review and a Parent’s Guide. ¿Qué sucede en ese tiempo? que los estudios proporcionan resultados dispares, y, a veces, contradictorios. No aparecen envidencias de que sea cierta la propuesta radical (el tdah es consecuencia de la concentración de determinadas sustancias), no se puede descartar que haya una relación entre la presencia (o ausencia) de algunas sustancias y el tdah, pero parece que esa relación solo se observa en algunos niños con tdah.

Colorantes

Acaba de publicarse una revisión titulada Meta-Analysis of Attention-Deficit/Hyperactivity Disorder or Attention-Deficit/Hyperactivity Disorder Symptoms, Restriction Diet, and Synthetic Food Color Additives.  Según esta revisión, aproximadamente un 8% de los niños con tdah podría tener síntomas relacionadas con los colorantes sintéticos.
Eso aparece en el resumen, ya que no he podido conseguir el texto completo del artículo.  En 2011 se publicó una revisión narrativa sobre los efectos de los colorantes artificiales en el tdah titulada Dietary sensitivities and ADHD symptoms: thirty-five years of research. Esta revisión plantea que los resultados de varias investigaciones indican que un subgrupo de niños con tdah mejora en sus síntomas cuando se retiran de su dieta los colorantes artificiales, y que también suelen ser sensibles a alimentos como leche, chocolate, soja, harina refinada, maíz, legumbres, uvas, tomate y naranja.

Omega-3 

Otra publicación reciente es Omega-3 Fatty Acid Supplementation for the Treatment of Children with Attention-Deficit/Hyperactivity Disorder Symptomatology: Systematic Review and Meta-Analysis. Se trata de una revisión sistemática en la que se buscaron en los que se repartía al azar a niños en un grupo que recibía un tratamiento con un suplemento de ácidos grasos omega-3, y en otro grupo que recibía un placebo, normalmente aceite de oliva, girasol o palma. Otro requisito es que los participantes eran evaluados con escalas de valoración de los síntomas del tdah.
Se encontraron 10 estudios que cumplían esas características, y en los que participaron 699 niños. En dos de esos estudios se apreciaba un efecto significativo del tratamiento con omega-3. Otros dos mostraron efectos positivos en algunas, pero no en todas las escalas utilizadas para valorar el tdah, y otros seis no mostraron efectos significativos (en la mayoría los niños tratados con omega-3 experimentaban una mejora mayor que el grupo placebo, pero la diferencia era muy pequeña y no se podía descartar que fuera debida al mero azar).
Al considerar cojuntamente los datos de todos los estudios aparecía un efecto pequeño pero significativo del tratamiento con omega-3, tanto sobre la inatención como sobre la hiperactividad. Este efecto aparece tanto cuando el suplemento de omega-3 es el único tratamiento que se utiliza como cuando los alumnos ya siguen un tratamiento médico. No se encontró relación entre la duración del tratamiento y sus efectos, pero sí entre la dosis y los efectos producidos. Un dato que resulta oscuro para mí, pero que parece importante es que la eficacia en los tratamientos aparece cuando el suplemento de omega-3 contiene ácido eicosapentanóico, pero no cuando contiene ácido docosahexanóico o alfa-linoléico.
Los autores de este estudio proponen que, debido al pequeño efecto obtenido con los suplementos de omega-3, no es recomendable su uso para sustituir a un tratamiento médico, pero sí puede ser un complemento para aumentar la eficacia del tratamiento médico, especialmente por la poca repercusión de sus efectos secundarios.

No obstante, advierten que las conclusiones están obtenidas mediante una síntesis de los resultados de varios estudios, y algunos de esos estudios son de baja calidad, y sugieren que, para confirmar sus resultados sería necesario que se realizaran estudios con una muestra mínima de 330 alumnos (había 117 alumnos en el que más participantes tenía de los que se analizaron), en los que se garantice una correcta distribución aleatoria de los participantes, y que tanto éstos como las personas que aplican el tratamiento y recojan los datos desconozcan si están recibiendo el suplemento de omega-3 o el placebo.
Es importante tener en cuenta que el estudio no analiza los efectos de tomar alimentos ricos en ácidos grasos omega-3, sino de un suplemento alimenticio.

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